Tacto vaginal durante el parto
Vivimos en la actualidad en una sociedad donde parte de los cuidados se centran en la evolución del parto centrándonos en la evolución de la dilatación.
Pero, ¿no sois más que eso? O, este proceso, ¿no es algo más que eso?
HISTORIA
Hasta el 1900: Solo se realizaban tactos vaginales durante partos complicados o para saber la posición del bebé. Los libros de matronería más jóvenes alertaban sobre evitar realizar tactos de forma rutinaria porque te dirigen a la intervención. La matrona francesa Madame du Coudray escribió: demasiados tactos vaginales puede ser negativo también: lo mejor es esperar pacientemente, en alerta a otras señales.
Entre 1900 y 1970: Se produjo de manera progresiva el traslado de los partos en casa a los hospitales. Historias distintas entre países. La mujer de parto fue dividida entre distintas partes físicas: útero, cervix y bebé.
Desde la perspectiva hospitalaria se estudió la evolución normal en la dilatación de distintas mujeres incluyendo aquellas a las que se le administró medicación para acelerar el proceso de parto. Apareció en 1970 lo que conocemos a día de hoy el partograma donde se refleja la evolución de la dilatación. Se establece según la literatura una dilatación mínima de 0,5 centímetros cada hora.
EVIDENCIA ACTUAL
Los partogramas utilizados actualmente requieren de tactos vaginales regulares para evaluar la situación de la mujer de parto. Sin embargo, no hay evidencia que esta rutina mejoren los resultados de las madres o sus bebés.
Una revisión de Cochrane de 2022 concluyó que basándonos en los resultados de la dilatación no se puede confirmar que es un método efectivo o aceptable para evaluar la evolución del proceso de parto. Otro estudio de Ferrazzi et al 2015 encontró que la dilatación cervical durante el parto natural y espontáneo no es lineal y también impredecible.
Aunque exista evidencia, estando en un sistema CÉRVIX CENTRISTA, puede haber controversia en hacerlo o no hacerlo ya que ha sido un método que ha sido enseñado desde hace décadas. Retirarlo sería para muchos profesionales una falta de un recurso.
Lanzamos al aire dirigiéndonos a los profesionales. ¿No sería más adecuado justificar los tactos vaginales en situaciones concretas más que fuese un método de rutina? ¿No se aumenta la intervención con ellos?
Estamos seguras que habría mujeres que parirían o no se les indicaría una cesárea intraparto por estancamiento en la dilatación. Quizás, tener una visión más amplia del proceso. Preguntarse como está colocado el bebé y proponer otros métodos o metodologías para revertir ciertas situaciones u observar a una mujer de forma individual ahorraría mucha intervención.
Durante el proceso de parto en casa solemos ofrecer un tacto vaginal a nuestra llegada para tener una referencia. Tampoco siempre porque si se siente que la cosas están avanzadas o la mujer no lo necesita, por supuesto se respeta. Podemos ofrecer más tactos vaginales si tras un tiempo de expulsivo activo con pujos voluntarios no hay sensación de avance o porque la mujer lo desea y quiera.
Lo más común es que a una mujer que ha decidido parir en casa se le realice un único tacto o ninguno. Y, desde luego no hay impacto en la morbilidad ni de la madre ni del bebé.
- Moncrieff G, GyteGML, DahlenHG, ThomsonG, Singata-MadlikiM, CleggA, DowneS.Routine vaginal examinations compared to other methods for assessing progress of labour to improve outcomes for women and babies at term. Cochrane Database of Systematic Reviews 2022, Issue 3. Art. No.: CD010088. DOI: 10.1002/14651858.CD010088.pub3.
- Ferrazzi E, Milani S, Cirillo F, Livio S, Piola C, Brusati V, Paganelli A. Progression of cervical dilatation in normal human labor is unpredictable. Acta Obstet Gynecol Scand. 2015 Oct;94(10):1136-44. doi: 10.1111/aogs.12719. Epub 2015 Sep 3. PMID: 26230291.